Impotencia, inseguridad y angustia son los sentimientos de Mercedes Figueroa (66), una jubilada que reside en barrio Santa Rosa de San Pedro. Es que desconocidos solicitaron un préstamo de 25.000 pesos en su cuenta bancaria, sin su conocimiento, firma o autorización.
Este sería uno de los más de 10 casos de estafas y hurtos que sufrieron sampedrinos en lo que va de la pandemia, muchos de los cuales no fueron esclarecidos y los damnificados no encuentran explicación a lo ocurrido, solicitando a las entidades bancarias mayor seguridad.
Compras con tarjeta, extracción de cajeros automáticos, estafas telefónicas y préstamos son algunas de las modalidades más comunes utilizadas por parte de los delincuentes, que al parecer realizan clonación de los plásticos o cuentan con acceso a datos de las cuentas bancarias, al punto de activar la cuenta en home banking o banca móvil desde las “facilidades” que ofrecen las entidades bancarias a fin de que los clientes puedan concretar trámites de forma rápida en época de confinamiento.
Sin embargo, el sistema remoto torna vulnerable a personas mayores de edad, que no manejan la virtualidad y sólo operan mediante cajero automático.
Este es el caso de Mercedes. Ella no cuenta con un dispositivo móvil de última generación y en ningún momento activó su home banking, pero para su terrible sorpresa se encontró con que habían sacado un préstamo a través de su cuenta bancaria.
La pesadilla que la mantiene bajo tranquilizantes comenzó el pasado lunes 27 de octubre, cuando su hijo Adrián Kurt, desde Corrientes, realizó un depósito de 5.000 pesos en su cuenta como un regalo por el Día de la Madre. Ese mismo día, cerca de las 19, su concubino Roque Kurt (68) se acercó hasta el cajero de la sucursal 13 del banco Macro a fin de retirar la suma indicada.
Una vez realizada la extracción, tomó el ticket y notó un saldo de 9.800 pesos, por lo que al principio creyeron que su hijo les había hecho una broma. No se imaginaba que estaba siendo víctima de un hurto bancario.
En diálogo con El Territorio, el matrimonio brindó detalles de cómo supieron que les habían estafado. “Cuando llegó mi marido, me dijo de ese saldo, entonces le preguntamos a mi hijo. Le dijimos que había más plata en la cuenta, a lo que él nos envió el comprobante del depósito donde figuran los 5.000 pesos, nada más. Hasta pensé que el gobierno seguía dando ayuda”, señaló con sentido del humor Mercedes Figueroa.
Desconocían lo que realmente estaba ocurriendo y le contaron lo ocurrido a su hija Cristina, que vive en Buenos Aires. La mujer le sugirió a su padre que se fijara en los últimos movimientos de la cuenta, por lo que eso hicieron. Así se dieron cuenta de que había un préstamo por 25.000 pesos.
“Nosotros no entendemos cómo funciona el sistema online, cuando Roque sacó el detalle de la cuenta, Cristina nos dice que teníamos un préstamo. Jamás pedimos préstamo, yo en ningún momento activé la clave de home banking, no entendemos cómo el banco le otorgó un préstamo a alguien sin una firma. No encontramos explicación para tanta vulnerabilidad”, enfatizó Mercedes.
Las primeras averiguaciones sobre lo ocurrido las hicieron en la sucursal bancaria, con todo lo engorroso que puede significar para una persona de la tercera edad sacar un turno, ya que sin el mismo no le brindaron atención. Para ello tuvieron que pedir ayuda a un tercero.
“Nos atendieron bien, pero no nos dieron respuestas concretas. Nos dijeron que el préstamo fue solicitado vía internet y no de forma presencial. Luego realizamos la denuncia en la comisaría, donde también nos atendieron muy bien. Con esa denuncia volvimos al banco, nos pasaron una llamada con una central de Buenos Aires y recién dentro de diez días tendremos novedades”, explicó Roque sobre la investigación.
De acuerdo a los datos que figuran en los últimos movimientos de cuenta, el préstamo de 25.000 pesos fue depositado en una cuenta el pasado 26 de octubre. En tanto, el 27 de octubre, con un número de documento y número de mandato, extrajeron 15.000 pesos, que es el máximo diario que la cuenta tiene habilitado.
Los restantes 9.800 pesos los retiró la titular de la cuenta. “Como pensamos que era parte del envío de nuestro hijo, el 28 yo volví al cajero y saqué el resto. Menos mal porque si no el hurto y perjuicio hubiera sido peor. La última vez que habíamos operado en el cajero con esa cuenta fue el pasado 8 de octubre. No dimos la cuenta, tampoco dato alguno a otra persona. Desde hace tres años, cuando me jubilé, soy yo quien se encarga de hacer esos trámites”, señaló Roque Kurt.
Si bien para algunos la suma de 25.000 pesos puede ser menor, no lo es para la damnificada, debido a que tiene a su cargo una hermana con discapacidad que no recibe ningún otro beneficio. Con el dinero de la jubilación costean los medicamentos, alimentos y demás gastos, por lo que esa deuda les genera desesperación e impotencia.
“Nos parece que el banco tendría que estar alerta, ya que este no es el primer caso. Como jubilados nos sentimos vulnerables, porque somos personas que estamos solas, que no tenemos conocimientos para manejar el sistema online. ¿Cómo puede ser que tanta información privada se filtre y tengamos que pagar por algo que no lo disfrutamos siquiera? Mi sueldo apenas alcanza para los gastos básicos del mes”, reclamó Figueroa.
De acuerdo a averiguaciones realizadas ante la Comisaría Seccional Primera, desde junio hasta finales de octubre del corriente año fueron nueve denuncias en la localidad de San Pedro por distintas modalidades, algunas estafas telefónicas y otros hurtos bancarios. En cuanto al esclarecimiento de alguno de ellos, comenzaron a recibir los primeros informes por parte de las entidades bancarias, datos que permiten avanzar con la investigación y de esta forma dar con los responsables.